lunes, 21 de abril de 2008

Naturaleza virgen



Robert MacFarlane
Alba, 2008
348 pp.




La búsqueda de lugares salvajes, intactos, ha sido siempre uno de los impulsos de las exploraciones y los viajeros más intrépidos. Es una búsqueda asociada a parajes remotos, condiciones extremas y experiencias físicas. Con este espíritu comienza su viaje Robert MacFarlane, que se propone descubrir los lugares salvajes que sobreviven en la muy poblada y civilizada Gran Bretaña.

En sus propias palabras:
“Decidí además que en el curso del viaje dibujaría un mapa para compararlo con el mapa de carreteras. Un mapa en prosa que devolviera la visibilidad a algunos de los lugares salvajes del archipiélago o al menos los registrara antes de su extinción. Confiaba en que mi mapa no conectara ciudades, pueblos, hoteles y aeropuertos. Relacionaría por el contrario cabos, acantilados, playas, cumbres, sierras, bosques, desembocaduras fluviales y saltos de agua. Este libro es ese mapa.”

Sus vagabundeos por montañas, picos y marismas van cambiando su perspectiva de los lugares salvajes (Wild Places literalmente lugar salvajes es el título original). Armado con la intrepidez de un montañero y la sabiduría de un estudioso, Mac Farlane es un guía que tiene respuestas para todas las preguntas y enseña con sencillez y sin un átomo de pedantería por qué algunos árboles enrojecen en otoño y qué fenómeno físico hace que en determinadas zonas el aire sea más transparente. Pero además introduce referencias culturales muy variadas, que enriquecen la naturaleza y la pueblan con recuerdos, experiencias y voces de las personas que lo amaron o vivieron en él. En el libro aparecen los poemas que compuso Auden, la pasión por los árboles de El barón rampante de Italo Calvino y la profunda resonancia que despiertan en cada uno de nosotros determinados lugares.

Es esta mezcla de multiples disciplinas y fuentes, esa mirada a la vez cultural y de experiencia física, la que hace apasionante el libro, que además se lee con facilidad y es muy ameno. Mac Farlane elogia la fuerza de la naturaleza para superar nuestros destrozos –en los estanques de refrigeración de Chernobil nadan ahora siluros de 25 centímetros y por la desierta ciudad merodean manadas de lobos, alces, ciervos y jabalíes – y descubre que la naturaleza está en todas partes, no solo en los lugares salvajes y remotos. En las últimas páginas del libro escribe
“Mi percepción de la naturaleza se había modificado o se había ampliado a medida que me desplazaba hacia el sur. Mi visión inicial de un espacio natural como un lugar remoto, sin historia y sin huellas, me parecía ahora impropiamente parcial.”

Naturaleza virgen desprende amor por la naturaleza y reflexiona con sensatez sobre su importancia en nuestras vidas individuales. Es una placentera introducción a los libros sobre la naturaleza, escasos y poco reconocidos en nuestro país, pero con una larga tradición en otros países.

Sobre Robert Mac Farlane la editorial ha escrito:
Robert Macfarlane, nacido en 1976, es miembro del Emmanuel College de Cambridge. Es colaborador habitual de Times Litterary Supplement, London Review of Books, The Sunday Times y The New York Times. Su primer libro, "Las montañas de la mente" (publicado en esta misma colección, TRAYECTOS, 2005), obtuvo, entre otros galardones, el Premio al Mejor Primer Libro del año 2003 otorgado por The Guardian, y fue elegido Libro del Año por The New York Times y The Economist. Fue asimismo la base de un documental de la BBC. Sobre "Naturaleza virgen" la prensa ha dicho: «Un escritor poderosamente dotado para la descripción» (The Sunday Times); «Es un libro que respira el zeitgeist, así como el aire fresco, del campo abierto» (The Guardian); «Hermoso e inspirador… Un libro profundamente emocionante» (The Independent).

Una interesante entevista (en inglés) en The Guardian

Reseña de la editorial
El nuevo libro de Robert Macfarlane cubre de forma autobiográfica el interés y la búsqueda de la naturaleza salvaje, en una crónica de experiencias en zonas remotas principalmente de Escocia e Irlanda. Pintores, escritores, fenómenos atmosféricos, datos geográficos, aves migratorias, tipos de minerales... todo ello respalda un brillante discurso sobre el amor del hombre a la naturaleza.. 

Paisajes descritos con la intensidad que sólo puede surgir de la experiencia se combinan con la historia de las gentes que los visitaron, poblaron o admiraron. El recorrido guarda innumerables misterios, inesperadas sorpresas: hay también un «paisaje invisible» en una raíz que rompe el asfalto de la carretera o en la hierba que crece en una fábrica en ruinas. «Hay tanto por aprender en media hectárea de bosque de la periferia de cualquier ciudad como en la inhóspita cumbre del Ben Hope.»


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