jueves, 21 de agosto de 2008

California


Eduardo Mendicutti
Tusquets, 2005
303 pp.





Pura literatura y una sola California. Porque californias hay muchas y el libro que nos ocupa se centra exclusivamente en un mundo de gays.

¿Es esa la California que conviene a la literatura de viajes? Seguramente en parte sí, porque California, la de Hollywood y el cine, la de los coches aparatosos, la de las palmeras bordeando avenidas de nombres sonoros y playas con jóvenes de físicos extraordinarios es sobre todo un mito. Y este mito -que han contribuido a crear los gays y del que forman parte- es inseparable del país real. Es California misma, la que todos quienes hemos viajado a ella esperamos encontrar en menor o mayor medida.

California de Mendicutti, conviene avisarlo, es un despropósito porque recurre hasta la caricatura a todos los clichés que rodean a una serie de personajes excesivos en su condición y en sus expresiones. No hay en Mendicutti propósito humorístico. Pero sí hay en la realidad de este mundo de locos en el que sitúa su novela, una vida de ficción siempre al borde del disparate donde los personajes deben sobreactuar y sostener así el papel que les da un lugar en el mundo si quieren seguir en escena.

En medio del desvarío, el hecho es que California pone en contacto al lector con una realidad marginal pero glamorosa y conecta con la vertiente homosexual –más real y menos novelesca- que conforma las señas de identidad del estado reconocido como el más dinámico e innovador de los EE.UU. Pero en la novela que nos ocupa, la cosa se desmelena hasta el escándalo. Artistas, personajes caprichosos, viejas glorias y buscavidas se entremezclan y despliegan una actividad constante para no perder el equilibrio que los mantiene en una vida cogida por los pelos.

¿Es California una novela picaresca fuera de siglo y ambientada en el país más rico en lugar de la España pobre al borde del naufragio como es norma en el género? Probablemente sí y por ello mismo expresa una realidad, aunque deformada, y permite al lector ejercer de mirón de un mundo que acaba reflejando al real. Escandalosa, procaz muchas veces, inmoral casi siempre, California muestra una de las californias posibles en clave de caricatura literaria.

Sin duda, divertirá a quien quiera acercarse sin demasiados prejuicios a esa sociedad de ficción que hemos entrevisto en otras novelas, en la televisión y en el cine.

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