domingo, 22 de noviembre de 2009

Lo que el día debe a la noche


Lo que el día debe a la noche
Yasmina Khadra
Destino, 2009
381 pp.

Yasmina Khadra es un caso insólito y vuelve a sorprender en "Lo que el día debe a la noche". Un seudónimo con nombre de mujer oculta a un hombre que nos ofrece, ahora, una excelente novela lejos de las de género policiaco a las que nos tenía acostumbrados....


Yasmina Khadra
Destino, 2009
381 pp.





Yasmina Khadra es un caso insólito y vuelve a sorprender en Lo que el día debe a la noche.

Un seudónimo con nombre de mujer oculta a un hombre. A un militar hasta que dejó la carrera para dedicarse plenamente a escribir. A un argelino cuando parece que Argelia ha desaparecido del mapa, al menos, del mapa que los viajeros manejan ya sea para sus vacaciones ya sea para expediciones de perfiles más exigentes. A una novela lejos de las excelentes novelas del género policiaco a las que nos tenía acostumbrados.

Yasmina Khadra nos habla ahora de lo íntimo. Se ha despojado de la atmósfera de violencia que acompaña al crimen y al terrorismo que conoce bien. Y que retrata también a la Argelia del hoy. Esa Argelia cuyas heridas desmienten que el fundamentalismo se ceba en occidente y que ahorra al Islam el sufrimiento de su desafuero.

Lo que el día debe a la noche es una larga historia de desgarro, de sentimientos hondos que siguen el curso de la vida argelina, desde la época colonial hasta la independencia. Es el relato que fluye en paralelo mostrando la vida de Younes y la de su país, en una relación compleja y tensa. En definitiva, siguiendo el curso de una historia difícil y contradictoria como acostumbra a serlo la vida real.

Lo que el día debe a la noche tendría interés en cualquier caso. Pero para empezar lo acrecienta por el hecho de estar excelentemente escrita. Desde las primeras páginas da gusto sumergirse en una lectura que envuelve y que crea situaciones que el lector ve con los ojos de su imaginación aunque estén a una distancia infinita.

Younes es un niño expulsado de un medio rural miserable, cuya vida naufraga en un suburbio de Orán donde reina la desesperación. Son los años treinta. Su vida y la de su familia, orgullosa y humillada al mismo tiempo, condenada al fracaso, retrata un mundo marginal y desahuciado. Pero un mundo que con el tiempo se llenará de rencor y también de energía para alimentar la incierta rebelión que terminará dando a luz a la independencia del país.

Porque la realidad es que no se trata de un espacio marginal sino mayoritario. Younes, por un azar, consigue salir de él para asentarse en el mundo oficial: el mundo visible de la colonia, de los extranjeros que se han abierto camino, de los comerciantes que consiguen vivir de su trabajo, de los naturales del país con una profesión o con un puesto de funcionario que los sitúa en un lugar comprensible, en un país viable, en un escenario con futuro.

El nuevo mundo de Younes, quien pasa a llamarse Jonás para acentuar mejor la ruptura entre una vida y la otra, es razonable y esperanzador. Es lo que se espera que sea el mundo. No ha sido regalado. Y ahí a los españoles nos toca un poco el orgullo de haber contribuido a crearlo. El trabajo hercúleo de los que emigraron, convirtió el desierto en vergeles. Alrededor de Río Salado plantaron enormes extensiones de viñas, crearon bodegas y levantaron una ciudad entera y próspera. En Orán eran conocidas sus fiestas religiosas para agradecer haber sobrevivido a la peste y haber podido seguir afincados en una ciudad donde progresaron. Para celebrar sus fiestas habían llevado nada menos que a Xavier Cugat. Y en su plaza de toros triunfaba Dominguín. Eso era también la Argelia de la época.

Pero era la Argelia de una minoría que no podía perpetuarse. A Younes/Jonás le toca en suerte nadar en un agua y en la otra. Ser feliz también en ambas. Pero, al fin, sufrir en su propia persona el desgarro de vivir en un mundo imposible y el dolor del parto que fue el nacimiento de la Argelia de hoy.

En Francia Lo que el día debe a la noche ha sido celebrada con premios y con un gran éxito editorial. Lo que cuenta forma también parte de su historia reciente. Y sin darnos probablemente cuenta nosotros, forma parte también de nuestra historia. Los españoles estuvimos cerca de Argelia y Argelia, aunque la evitemos con la mirada, sigue componiendo nuestro entorno más próximo. Yasmina Khadra nos lo cuenta a través de una historia de sentimientos apasionada y apasionante que cautivará al lector.

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