lunes, 6 de agosto de 2012

El zorro ártico

El zorro ártico

Sjón
Nórdica Libros, 2008
131 pp.

El zorro ártico es un libro sorprendente en la forma y en el contenido, como sorprendente es también la afirmación de que se trata de la obra más importante de la literatura islandesa actual...



Sjón
Nórdica Libros, 2008
131 pp.






Si es usted un lector convencional, verá seguramente con aprensión este librito que supera por no mucho las cien páginas y que en su principio parece construido a pequeñas raciones más parecidas por su forma a unos poemas que a los párrafos que componen una novela o un cuento escrito en prosa.

El zorro ártico es un libro sorprendente en la forma y en el contenido, como sorprendente es también la afirmación de que se trata de la obra más importante de la literatura islandesa actual. No se dice eso de un libro a menos que sea realmente singular.

El zorro ártico se lee de un tirón. Y consigue crear emoción en el lector a base de elementos sumamente escasos. Tan escasos como los que proporciona esta Islandia cubierta de hielo y nieve, hecha un desierto blanco que rompe solamente el negro de alguna roca y el hilo de la vida del cazador y del zorro, solos en un universo donde no parece existir nadie más. Es Islandia. No hace falta contar más. Sabemos que la escena ocurre al final del XIX. Pero los elementos que aparecen en ella son pura sustancia y el discurrir de los acontecimientos intemporal.

La extrema dureza del entorno pone en situación al lector y describe un país donde se impone con fuerza la naturaleza. Pero al contrario de lo que podría parecer se trata de una naturaleza amiga, a pesar de su rigor. Deja espacio para la alegría, para sentir en la nieve y el frío la atmósfera cálida del hogar, de un mundo conocido y familiar.

En la descripción que hace Sjón todo es mínimo. Lo es la diferencia de los colores, lo son los movimientos, lo es la calculada reacción del cazador y de la presa. Y lo son los medios con los que se expresa el autor. Se diría que estamos ante algún tipo de expresión poética si la poesía consiste en aplicar las palabras justas. Nada sobra en el relato que muestra un lugar donde nada sobra. Ni el calor, ni la luz, ni la compañía de otros seres.

Como si se tratara de cuentos alejados unos de otros, la narración de Sjón cambia de situación y dibuja algún escenario y algún personaje nuevo, siempre en un ambiente físicamente gélido y anímicamente contenido. La vida es estricta, los demás aparecen desdibujados como a través de la ventisca y las relaciones entre unos y otros suspendidas en el aire y distantes como corresponde a gentes que aprendieron a vivir en soledad.

La literatura islandesa bebe de tradiciones mágicas, de personajes que viven en las entrañas de la tierra, de animales con atributos extraños, de árboles y de rocas encantados. En El zorro del ártico la condición mágica de la vida asoma también porque la tierra islandesa hace casi inevitable que la naturaleza hable y se exprese en términos sobrenaturales. La misma calidez con que la nieve acoge a la vida, anima a la naturaleza que se mezcla en el destino de los hombres y juega con ellos caprichosamente.

Las más hondas esencias de Islandia emergen en esta narración extraordinaria que mezcla la aventura, el recuerdo, los afectos, la descripción de la tierra … y cuya fuerza mantiene al lector atento, como embrujado también, por esa magia invisible que rodea a todas las cosas.

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