lunes, 15 de abril de 2013

Siria: Guerra, Clanes, Lawrence

Siria: Guerra, Clanes, Lawrence

Jesús Gil, Ariel José James y Alejandro Lorca
Algón Editores, 2012
230 pp.

¿Será culpa de la crisis y del desconcierto que genera? El caso es que este blog se parece cada vez más a un espacio de comentario político que a un lugar dedicado a la literatura de viajes....


Jesús Gil, Ariel José James y Alejandro Lorca
Algón Editores, 2012
230 pp.





¿Será culpa de la crisis y del desconcierto que genera? El caso es que este blog se parece cada vez más a un espacio de comentario político que a lo que inicialmente debía haber sido, es decir un lugar dedicado a la literatura de viajes.

Déjenme hacer una micro-teoría al respecto y divagar un solo segundo. Seguramente parte de lo que ocurre es que la mentalidad de los viajeros ha cambiado y la realidad de los viajes también. Por supuesto, sigue habiendo por el mundo exotismo y escritores dispuestos a trasladarlo a los libros, pero los medios de comunicación, la extensión del turismo a todo el planeta y el acercamiento de unos países a otros han cambiado la sensibilidad del que viaja y la realidad de los lugares a los que se viaja. Los viajeros han perdido cualquier esperanza de parecerse a los que hace unos años escribían artículos en el Nacional Geographic y quienes preparan un viaje ahora empiezan a interesarse más por la actualidad que por la vieja historia y por las tradiciones culturales en vía de desaparición.

Nos toca hablar del presente. Y de un presente inestable, para sorpresa de muchos, porque la caída del imperio soviético y los acuerdos de Dayton hacían pensar en un futuro de paz que iba a superar una era de enfrentamientos. Pero es otra realidad la que se ha impuesto con la extensión de los conflictos a territorios que parecían al margen de las grandes tensiones y tenían aspecto de pacíficos.

Bienvenidos pues a una literatura de viajes aderezada por la política y a una visión que junto a las sensaciones propias del ejercicio de viajar deja un lugar importante a las explicaciones de los conflictos que condicionan el presente.

Siria: Guerra, Clanes, Lawrence indica ya en el título por dónde va la cosa. Y lo que cuenta debiera ser interesante porque la visión que tenemos de los países árabes, lo que vemos tanto cuando viajamos como cuando leemos historia acerca de ellos, no nos desvela una realidad social que resulta muy distinta de la de los países de occidente. La idea de país o de nación, la visión que tenemos de una población compuesta por ciudadanos no se corresponde con una sociedad hecha de clanes o de tribus cuya realidad sigue viva y conforma el comportamiento y el espíritu del país. La retícula de fidelidades y de afinidades que articula a las sociedades de muchos de los países árabes o arabizados no se ve pero explica mucho de lo que sí se ve y atribuimos a las explicaciones más diversas.

Siria: Guerra, Clanes, Lawrence empieza con un interesantísimo prólogo de Rafael Estrella que apunta sucintamente numerosos temas que ponen al lector en estado de atención y le abren perspectivas de largo alcance. Pero lo que es una especie de aperitivo cargado de promesas, pierde brillo cuando emprende su andadura el libro y desarrolla lo que se anuncia al principio. ¿Qué ocurre? Ocurre que el texto es más un informe que un libro. Es más un estudio para asesorar al ministerio de asuntos exteriores o al de defensa que para un lector poco aficionado a las maneras de los dossieres deudores de conceptos académicos, de notas y de referencias que responden a estilos de comunicación poco ágiles y algo pesados.

Pero todo ello no impide que la lectura del libro ofrezca información, puntos de vista e ideas que por venir de expertos resultan esclarecedores y abren los ojos a una realidad tan compleja como confusa. Tanto como Siria, los protagonistas del libro son el conjunto de países musulmanes del Magreb y Oriente Próximo y la llamada primavera árabe. Y el hilo conductor del libro es averiguar el por qué de los movimientos sociales que han roto las costuras de los estados de una forma imprevista por los analistas de los países de occidente.

Pillados por sorpresa, y liderados por las opiniones improvisadas de su prensa, los occidentales enfocaron las revueltas acudiendo a la explicación de las nuevas tecnologías en manos de la población joven. Una explicación que los autores aseguran que airearon también, y a su favor, los regímenes corruptos de los diversos países afectados. Pero algunos habían previsto ya la explosión de descontento que debía producirse cuando el aumento del precio internacional de los alimentos empujó a una población empobrecida hasta el borde del hambre. La chispa del desabastecimiento puso en marcha, según los autores, una marea con la que los gabinetes de análisis no contaban, basados en el cálculo de un comportamiento social orientado hacia la búsqueda de un beneficio.

Desencantadas y humilladas, las sociedades árabes dieron la espalda al beneficio y se refugiaron en ‘valores sagrados’, en elementos que sostenían la dignidad individual y colectiva basados en las tradiciones, y que sin importar el coste alentaban la rebelión. “En el mundo ´árabe’ los lazos de sangre y hermandad son mucho más poderosos que la autoridad del Estado, las instituciones políticas o religiosas”, sostienen los autores. Y así, desengañados del Estado, los protagonistas de las distintas primaveras rompieron el consenso que había permitido que ejercieran el poder reyes, presidentes y autoridades varias y pusieron en crisis la obediencia que hasta el momento había sostenido a los estados totalitarios.

¿Y cuál es el futuro? Pues el libro lo anuncia muy incierto, porque a la crisis de los gobiernos se une la de un modelo que Europa diseñó tras la caída del imperio Otomano, dibujando fronteras y creando países que nunca antes habían existido. Renacen, nos dicen, las fidelidades tribales y cobran relieve los diversos pueblos que ignoraron quienes crearon estados basados en una racionalidad que nada tenía que ver con la realidad de esos lugares. Las guerras civiles en Siria, en Irak, las tensiones tribales en la nueva Libia, la situación difusa del Kurdistán anuncian una especie de balcanización que mantuvieron congelada las distintas dictaduras y que renace cuando la mano de hierro de los autócratas pierde la fuerza y emergen las discordias entre las viejas comunidades étnicas, religiosas o ambas cosas a la vez.

Siria: Guerra, Clanes, Lawrence por su tono puede parecer poco estimulante para el lector y sin embargo resultar también enormemente interesante. La mezcla es curiosa y servirá para acercarse a unos temas de máxima actualidad, de desarrollo incierto y de una importancia primordial para esa enorme región que abarca desde el Mediterráneo hasta el Índico.

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