martes, 31 de enero de 2017

Constantinopla, eterno viaje a Ítaca

Constantinopla, eterno viaje a Ítaca

Théophile Gautier y Konstantinos Kavafis
Círculo de Tiza, 2016
475 pp.

Théophile Gautier, Kavafis y una magnífica colección de ilustraciones se alían para hablarle al lector de Constantinopla, en un libro tan apetecible de leer como cuidado y agradable de tener entre las manos


Théophile Gautier y Konstantinos Kavafis
Círculo de Tiza, 2016
475 pp.






Un nuevo dueto sale de las manos de Círculo de Tiza y llega a las librerías. Si antes se reunieron Kipling y Nitobe para hablar de Japón, o Darwin y Melville para hacerlo de las Galápagos, ahora son las voces de Théophile Gautier y Kavafis las que suenan y acompañan al lector a Estambul. O mejor a Constantinopla como reza el título del libro, cediendo a la idea romántica de la poderosa capital de Oriente, siempre misteriosa y desconocida.

Aunque esta vez el libro es menos simétrico en cuanto al contenido que aporta cada autor, sin que ello importe. Es más, enriqueciéndolo, porque al texto masivo de Théophile Gautier le acompaña Kavafis cuya participación en forma de leves pinceladas de poesía se convierte en un sutil aroma y en poderoso ejercicio de solidez en la expresión.

Kavafis es la concisión. Sus poemas son parcos en palabras y precisos. Nada sobra en ellos ni es excesivo. Y poco es el espacio que ocupa en las páginas del libro. Théophile Gautier, a su lado, ejerce de mago de los sentidos. Es el viajero que todos hubiéramos querido ser: culto, atento al detalle, abierto a la belleza, encantado en el encuentro con lo diverso y locuaz.

Lo suyo, lo que recoge esta Constantinopla de la que estamos hablando, fueron crónicas publicadas en periódicos para llevar a los lectores de una sociedad que aún no viajaba a mundos cargados de exotismo ahorrándoles penalidades y ofreciéndoles todos los elementos de disfrute que un espíritu curioso y ansioso por descubrir otros mundos era capaz de desvelar.

Descripciones exhaustivas de los cafés o de las calles y las casas o de los vestidos y del aspecto de las personas se abren paso en los relatos Théophile Gautier. Surgían de su gran capacidad para describir ambientes reparando en los toques sutiles de cada atmósfera o de la particularidad de los sonidos o de la coloración del humo que desprende una pipa. Detalles que permiten descubrir los matices de la cultura y de la vida las gentes de cada lugar y compararlos luego, para destacar el contraste, con los propios del occidente de la época. Un occidente que al lector hoy le parecerá casi tan exótico como le debió parecer oriente a Théophile Gautier cuando escribía sus crónicas.

La ausencia de cualquier señal que signifique prisa está presente en todo lo que Théophile Gautier cuenta y tiñe su relato. De ahí la importancia del detalle, la demora en cualquier tema para detenerse en él y descubrir sus esencias. Las boquillas que se ofrecen a los fumadores en las tiendas del bazar o las tiendas mismas y los comerciantes que las atienden son objeto de una mirada meticulosa que sabe poco de urgencias. La mirada de quien se convierte en un conversador exquisito o en un autor capaz de cautivar a sus lectores con sus finas y bien traídas observaciones.

Pero hay más, porque en este caso, en lugar de dueto, sería más propio hablar de trío para referirnos a las voces que se dirigen al lector. Voces cuya expresión comprende también las ilustraciones, abundantes y afortunadas todas ellas, que han sido cuidadosamente elegidas para dar vida al libro.

Como en otros títulos de la misma colección, en esta ocasión la edición ha sido igualmente meticulosa con los detalles. Ha consistido en un trabajo exquisito y atento a destacar lo mejor de cada una de las páginas del libro. Y ha resultado una labor de la que disfrutará el lector no sólo leyendo sino también teniendo entre las manos un objeto bello con el que entretenerse hojeando las páginas sin prisas y gozando con la mirada tal como hubieran querido, sin duda, sus autores.

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lunes, 16 de enero de 2017

El Mar Negro. Del siglo de Pericles a la actualidad

El Mar Negro. Del siglo de Pericles a la actualidad

Neal Ascherson
Tusquets, 2016
356 pp.

Muchos han sido los protagonistas de la compleja historia vivida a orillas del Mar Negro. Neal Ascherson habla de ellos con detalle en este libro que retiene la atención del lector desde la primera página hasta el final.


Neal Ascherson
Tusquets, 2016
356 pp.





El mar negro es y ha sido a lo largo del tiempo un espacio en permanente agitación. Una agitación atemperada en algunos momentos, viva en muchos otros, en la han tenido parte pueblos, comunidades, razas diversas que  convivieron o que chocaron, que se establecieron y desplazaron en el curso de la historia. Su situación como puente entre Asia y Europa convirtió a este mar y a su contorno no sólo en un espacio de paso sino también en tierra de frontera que disputaron y defendieron imperios y reinos diversos. Y que aprovecharon, con los vientos volubles de la fortuna, los pueblos que se asentaron en sus orillas y en los lugares próximos.

El subtitulo: 'Del siglo de Pericles a la actualidad', da la medida de la ambición del libro y también de su gran interés. Casi tres mil años de historia es mucho aunque se hable de lo que parece un extremo de Europa y que sin embargo ha sido fundamental en el devenir del continente entero. Lo ha sido tanto en el pasado como lo está siendo en el presente. Desde los griegos, los pueblos que del centro de Asia se movieron hacia occidente y penetraron hasta su extremo en la península Ibérica, los romanos, en esa prolongación histórica que fue el imperio bizantino, los otomanos, los rusos, incluso los polacos... todos tuvieron fuerte presencia en el lugar y todos siguen pesando hoy, en un presente que no solamente continúa siendo inestable sino que es un peligroso foco de conflictos. Crimea, el Cáucaso, Ucrania, la misma Turquía, Armenia, Georgia parecen asomadas a un volcán de comportamiento imprevisible.

Este Mar Negro que acaba de publicarse es la afortunada reedición del mismo libro, agotado hace unos pocos años y que reaparece con alguna actualización porque la región no ha dejado de moverse y  acontecimientos como la anexión de Crimea por parte de Rusia han modificado la configuración de los poderes y creado momentos de fortísima tensión hace bien poco.

Neal Ascherson, el autor, es un profundo conocedor de la región, de su historia y también de su realidad presente. Pero no es solo una abrumadora cantidad de información la que aporta al lector sino, y sobre todo, una muestra de fina sensibilidad para la interpretar la historia. Una historia tan compleja como diversos fueron los orígenes de los pueblos que tuvieron presencia en el lugar. Baste pensar en los griegos, de un lado, y en los escitas y los sármatas, de otro, nómadas procedentes de las estepas asiáticas, con los que los primeros comerciaron, convivieron y se mezclaron. "Durante tres mil años, interrumpidos por conflagraciones y oscuridad, los habitantes de estos lugares han llevado cuentas, leído y escrito libros, aplicado medidas urbanísticas aplicando la geometría, discutido asuntos literarios y políticos de alguna lejana metrópoli, se han encarcelado unos a otros, se han repartido terrenos para construir templos de religiones incompatibles, han adelantado el pago de la remesa de esclavos de la temporada siguiente..." nos cuenta el autor.

Esta ha sido la historia del Mar Negro hasta hoy. ¿Los griegos? Lo de los griegos fue hace mucho tiempo aunque Neal Ascherson se detiene en ellos y nos los acerca. Pero también profundiza en los turcos y por supuesto en los rusos que desde Catalina la Grande empujaron las fronteras de Rusia hasta las orillas del mar y dieron comienzo a una era de fricciones con Turquía que terminarían una y otra vez en guerras. Y hasta Putin, pasando por el malhadado Beria y por Stalin, georgianos ambos y responsables del desplazamiento de tártaros y de cosacos que vuelven a asomar ahora la cabeza con el conflicto de Crimea.

La realidad es que el Mar Negro ha sido un crisol donde se han fundido innumerables historias y la labor de Neal Ascherson ha consistido en investigar en su interior, extrayendo los elementos que lo conforman, para desvelar la identidad y el devenir de los numerosos pueblos que vivieron en su entorno. Pero también para llamar la atención sobre lo incierto que resulta hablar de identidades y sobre la fragilidad de los hilos que definen a etnias y a naciones.

"Los que reivindican la 'pureza' del linaje en sentido genético -dice- son mestizos en mayor o menor medida. Incluso los pueblos montañeses aislados, encontrarían en su árbol genealógico (...) una criada griega, un mercachifle judío, un tratante de ganado mingreliano, una viuda de oficial ruso, un leñador armenio, una esclava circasiana, un bandido alano oriental, un refugiado persa, un magistrado árabe."

Todos ellos forman el entramado que sostiene la historia del Mar Negro, todos son sus protagonistas y todos están unidos por lazos más o menos fuertes de familia. Todos han dejado de una u otra manera su huella y juntos nos ayudan a entender algo mejor lo que se mueve en este enclave apasionante donde se encuentran Europa y Asia. Neal Ascherson lo cuenta con detalle en este libro que retiene la atención del lector desde la primera página hasta el final.

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jueves, 5 de enero de 2017

La aventura, justo una idea

La aventura, justo una idea

Edición a cargo de Pilar Rubio
La Línea del Horizonte, 2016
295 pp.

'La aventura, justo una idea' es un libro para la reflexión. Con él, los aficionados a los viajes tendrán la ocasión de moverse entre las bambalinas de este espectáculo emocionante que resulta viajar.



Edición a cargo de Pilar Rubio
La Línea del Horizonte, 2016
295 pp.





La aventura es…  La aventura es muchas cosas y todas ellas relacionadas con la inclinación a avanzar hacia lo desconocido, hacia los espacios donde reina la incertidumbre y por caminos en cuyo extremo se adivina una recompensa que justifica el riesgo.

La aventura es casi como la vida y ha formado parte del espíritu de los viajeros, de aquí que La Línea del Horizonte haya dedicado la atención a entrar más a fondo en el tema y a tratar de desvelar lo que se halla en las raíces de esa inclinación que ha empujado al hombre a atreverse más allá de lo conocido, más allá de la rutina o de lo convencional a lo largo de la historia.

Tantos son los espacios -intelectuales, geográficos, económicos…- por los que puede transcurrir la aventura y tantas las razones y los matices que están tras el motor que empuja a los hombres a emprenderla que no es fácil llegar a una conclusión que resulte de un solo punto de vista. De ahí que el libro que comentamos haya preferido presentarse como un compendio de escritos por parte de autores muy distintos que aportan tantas visiones como ángulos pueden encontrarse para abordar el tema.

Y de ahí también este sugerente ‘justo una idea’ que acompaña al título y que predispone al lector a ampliar sus horizontes para entender que el desafío que acompaña a la aventura tiene componentes diversas que modulan su naturaleza y la hacen distinta en cada caso. El aventurero, el profesional que saca un provecho económico de su empresa, no es lo mismo que quien se aventura con el ánimo de explorar lo desconocido o de descubrir sus propios límites. Lo que espera cada uno es distinto y lo que le empuja también.

Los filósofos se ocuparon de la aventura, lo mismo que los novelistas, antropólogos y sociólogos y que los viajeros que escribieron sobre sus propias experiencias. Por ello, el libro que nos ocupa ha reunido a unos cuantos de los autores más significativos interesados en el tema, eligiendo también una variedad de puntos de vista y de sensibilidades que ayudan al lector a contemplar un universo lo más amplio posible.

Los textos de Simmel y Vladimir Jankélévitch, entre los filósofos, comparten espacio con un escrito breve de Conrad, con las reflexiones de Carlos Muñoz, Fernando Savater o Rafael Argullol, por hablar de autores más próximos, y con las aportaciones de escritores más cercanos a la literatura de viajes actual como Javier Reverte, Patricia Almarcegui, Javier Cacho, Juan Pimentel….

La aventura, justo una idea es un mosaico de textos para la reflexión. Para entrar en el meollo de esa disposición que ha acompañado al género humano desde sus orígenes y que ha sido fundamental para alimentar el interés por viajar y por vivir, a través de la literatura, los complejos sentimientos de quienes cedieron al impulso de lanzarse a lo desconocido. Los aficionados a los viajes tienen en La aventura, justo una idea la ocasión de moverse entre las bambalinas de ese espectáculo que resulta viajar (o si se quiere vivir) para comprender un poco mejor aquello que lo mueve. Y tendrán la ocasión de ponerse en la piel de sus autores favoritos cuando, con un libro en las manos, viajen con ellos a través de sus relatos.

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