miércoles, 10 de mayo de 2017

Tetuán

Tetuán

Esther Bendahan
Confluencias, 2017
161 pp.

Un Tetuán entrañable -sefardí, español y marroquí al mismo tiempo- es el que nos trae Esther Bendahan echando mano a sus recuerdos de familia.


Esther Bendahan
Confluencias, 2017
161 pp.





Una pequeña colección, Zoco, nos lleva a distintas ciudades del mundo en un recorrido tan abierto como sugerente. Londres, Palmira, Roma, El Cairo, La Habana, Pekín … son algunas de las etapas de un itinerario que no para de crecer y que pone en manos del lector pinceladas, detenidas en el tiempo, de lugares de los que aprender y por los que dejarse llevar. Sólo pinceladas porque se trata de libros ligeros, de pocas páginas, que no pretenden un conocimiento enciclopédico de aquello de lo que hablan sino transmitir el resultado de una mirada, de una composición de lugar, de unas sensaciones que el autor comparte con quien lo lee.

Le toca ahora el turno a Tetuán, la pequeña capital marroquí, y durante un tiempo española, que no ha despertado mucho interés en quienes se han dedicado a la literatura de viajes. Pero cuidado, y viene a cuento de lo dicho más arriba, porque el Tetuán que asoma en este nuevo libro no es un Tetuán entero, no es lo que esperaría uno encontrar en Wikipedia. Se trata de un Tetuán tan real como parcial dado que fija el foco de atención en el entorno judío que, tras la expulsión en España de la población hebrea decretada por los Reyes Católicos, arraigó en la ciudad y prosperó con el tiempo.

La autora, Esther Bendahan, cuenta su propia historia y con ella la de la ciudad en que nació, entonces bajo el protectorado de España. El Tetuán del que nos habla es un Tetuán de tradición sefardí y también española, porque coinciden en su familia la condición judía y al mismo tiempo la peninsular. Si Tánger era un referente como ciudad internacional y multicultural abierta al mundo, Tetuán, mucho más discreta y más marroquí también, compartía con ella el rasgo multicultural y era un espacio de convivencia donde musulmanes, judíos y cristianos mantenían sus tradiciones en medio de la cotidianidad.

Muchos y variados son los temas que la autora trata para ir dibujando esa ciudad sefardita que conoce y añora. Y varios puntos de vista también son los que aporta en un relato donde la voz de quien habla es ella misma de niña y luego de mayor cuando regresa a la ciudad o simplemente cuando recuerda sus primeros años en ella.

La jaquetía, el viejo idioma español que conservaron y fueron modelando con el paso del tiempo los sefarditas del norte de África es uno de estos temas. Como lo es la privilegiada posición de los miembros de la colonia española con sus puestos importantes y con su modo de vida europeo y también las costumbres judías mantenidas como señas de identidad de la familia y que marcaban el ritmo y las maneras de la vida diaria. Las comidas, los vestidos, las fiestas y un largo rosario de anécdotas dan vida a este Tetuán insólito y desaparecido.

El Tetuán de Esther Bendahan es un Tetuán que fue. Que fue hasta hace muy poco pero que desapareció cuando la comunidad judía abandonó la ciudad para buscar asentamiento en otros lugares. Cambió Marruecos, independiente y soberano al fin, y cambió el mundo alterando patrones de convivencia que se habían mantenido durante siglos. Pero no hay duda de que Tetuán hoy es el heredera de alguna parte de esa otra ciudad con fuerte carácter de la que la autora nos habla.

Bienvenida sea esa mirada al recuerdo que ayudará al lector que quiera acercarse a Tetuán a recuperar parte de una riqueza que hoy permanece oculta y que se agradece que Esther Bendahan desvele, aportando valiosas las claves para volver a encontrarla.

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